El caso de Corea del Sur con respecto a su desarrollo durante los últimos 50 anos es bien conocido. A partir de 1950 tenía un ingreso per cápita de $900 dólares anuales. Compara eso con los de Venezuela ($7,500), Argentina ($5,000), México ($2,000), y Brasil ($1,200). Era un país pobre y ahora tiene un ingreso alrededor de $28,000 per cápita, doble de los países latinoamericanos mencionados.
Hay un montón de info sobre cómo llegaron, su camino, etcétera, etcétera, pero el componente clave en mi opinión es la vergüenza, punto. Mejor dicho, en ingles referimos a “shame.” Uno se siente “shame” o vergüenza cuando falla o no cumple algo que debió cumplir. En los 50s los coreanos decidieron como un pueblo invertir más recursos y tiempo por parte de la familia, no el estado, en la educación de sus hijos. De allí nació la vergüenza – los padres la sentían si su hijo(a) no saco una buena nota, o si no termino los grados básicos del colegio. La cultura empezó a poner un énfasis fuerte en la formación de la juventud y si los padres no invirtieron su tiempo y plata en el desarrollo educativo de sus hijos, sus pares en la comunidad los rechazaron.
Eso fue el incentivo más importante que todo para progresar y ahora vemos un pueblo donde el gasto privado en la educación de los hijos es casi triple del promedio de los otros países asiáticos. Entiendo que en América Latina la infraestructura educativa tiene que mejorar, pero si la vergüenza realmente jugara un papel más importante en la región, creo que veríamos un cambio notable con la misma calidad de escuelas y colegios que ya tenemos hoy día.